Pocas ramas de la actividad industrial atraviesan un período de desarrollo tan dinámico como la fabricación de los discos duros y los sistemas de almacenamiento de datos. De la mano de los nuevos materiales, el objetivo permanente es aumentar la capacidad de almacenamiento y reducir las dimensiones, objetivos que se pueden alcanzar entre otras cosas con el desarrollo de nuevos semiconductores con mayor capacidad de transmisión de la corriente eléctrica.
Los discos duros cuentan con dos componentes principales: los platos donde se almacena la información y la cabeza de grabación o transductor magnético. Estos elementos están vinculados entre sí por una serie de mecanismos que permiten la rotación de los platos a altas velocidades.
Tecnologías de los discos duros
Por lo general los discos duros se distinguen por dos tipos de tecnologías diferentes: los discos duros de óxido de hierro y los discos de película delgada. Estos últimos son más avanzados, pues su densidad de grabación es mucho mayor, pudiendo, en consecuencia, almacenar una mayor cantidad de información en un espacio físico mucho menor.
Los discos de película delgada se componen de un sustrato formado por una aleación de aluminio magnesio y cromo. Sobre esta capa se aplica una película de níquel y fósforo.
El ancho de los platos de los discos duros se encuentra estandarizado, mientras que su diámetro puede variar, como así también la cantidad de platos que cada disco duro posee.
En definitiva, los discos de película delgada poseen varias capas que tienen diferentes propiedades. La última capa es protectora y su finalidad es aumentar la durabilidad del disco y establecer una barrera para la corrosión. Por lo general esta última capa es de carbón hidrogenado.
La fabricación de este tipo de discos duros se realiza en un ambiente de presión reducida en un medio inerte. Luego se procede a un pulimentado, bajo estrictas normas de calidad para evitar daños e irregularidades en la superficie. El pulimentado se realiza con un compuesto de fluorocarbono que logra una alta lubricidad y protección.
Finalmente el disco es sometido a distintas pruebas magnéticas con un cabezal de diamante que remueve las asperezas a nivel microscópico.
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