A medida que la tecnología avanza, los soportes de información se van volviendo más y más confiables, aunque, como veíamos en artículos anteriores, ni siquiera los discos nuevos están exentos de tener fallas. Se calcula que alrededor de 2/3 de los usuarios de Internet han debido atravesar una situación de pérdida de datos en algún momento.

Para una organización, lo más conveniente es contar con un procedimiento estándar para el manejo de la información. Dentro del mismo hay que contemplar la clasificación de datos, discriminar los datos sensibles y el acceso que se otorga a los operadores, y también elaborar un protocolo de creación y mantenimiento de copias de seguridad, como así también un plande recuperación ante desastres (DRP). Ninguna organización puede permitirse quedar fuera de la actividad por una pérdida de información, ya que el riesgo económico es enorme. Asimismo, también es necesario recordar que hay una ley de protección de datos sensibles que ampara a los consumidores y usuarios, por lo cual es necesario cumplir con ciertas premisas de seguridad para proteger la información personal de nuestros clientes.

Dentro del protocolo de seguridad informática es importante discernir qué datos vale la pena conservar, y a partir de esta decisión se procederá a buscar el mecanismo más adecuado para la creación y conservación de copias de seguridad, respondiendo a dos objetivos claves: integridad y disponibilidad. A estos efectos, cada vez más empresas utilizan el servicio de almacenamiento en línea, a medida que la disponibilidad de la conexión a Internet aumenta, permitiendo la subida de grandes volúmenes de información en un corto período de tiempo.

Cuando los datos que se pierden no han sido guardados anteriormente se trata de información sensible y necesaria, lo primordial es volver a poner operativo a todo el sistema, y luego consultar con una empresa experta en recuperación de datos que, según la magnitud y la naturaleza del daño, podrá recuperar la información inaccesible.

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