A medida que crece la tecnología y los usuarios necesitan manejar grandes cantidades de datos, se hace necesario contar con soportes que almacenen mayor cantidad de información, se empiezan a manejar otros términos que en el pasado parecían exclusivamente derivado de la ciencia ficción. Tal es el caso las empresas que extraen información de lo que se conoce como Big Data -una recolección masiva del comportamiento de los consumidores de la que se pueden inferir preferencias y otros datos útiles para el marketing. En estos casos hablamos del manejo de datos de millones de usuarios. Lo mismo sucede con los grandes portales mundiales con millones de miembros, o las empresas financieras que manejan grandes bases de datos.
Hagamos un poco de historia. El querido floppy, una de las primeras unidades extraíbles, permitía almacenar 1.44 Megabytes de información. Para que nos quede claro por ejemplo, una sola canción no entraría en un floppy. Luego llegaron los gigabytes, de la mano de los discos duros. Un GB es equivalente a 1000MB.
Actualmente la mayoría de los usuarios se manejan con Terabytes, 1 unidad equivalente a 1000 GB. Pasó más arriba se encuentra el petabyte, equivale a 1000 TB.
No cabe duda de que estamos en la época del información, y los últimos 30 años la humanidad ha producido más información en los últimos 5000, incluyendo el Renacimiento, la Revolución Industrial y todos los grandes descubrimientos de la ciencia del siglo XX. El bit es la manera primordial de almacenar información. El bit sólo puede tomar dos valores: 0 y 1. Agrupados en secuencias de 8, se convierten en bytes, la unidad básica usada en la informática. Un simple mensaje de texto de un móvil pesa unos 100 bytes. En la medida que vamos aumentando las pretensiones también aumenta la demanda de memoria. Un texto de 25 páginas ocuparía un espacio de memoria de 50 KB (obviamente sin formato, ni gráficos, sólo la información textual).
Cuando escálamos a los audiovisuales es cuando se produce el verdadero salto en la demanda de capacidad de almacenamiento. Como ejemplo podemos citar que una película en DVD ocupa unos 3 GB de información, y si está grabada en alta definición, sube a casi el doble. Queda claro entonces por qué ahora necesitamos hablar de petabytes, en un momento en que los usuarios están haciendo cada vez más uso del almacenamiento en la nube.
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