Como ya sabemos, un disco duro interno es el dispositivo de almacenamiento contenido dentro de un PC, portátil o servidor. Es el responsable de almacenar toda la información, los programas y/o el sistema operativo. Hay dos tipos de discos duros internos:

Los magnéticos que son los más conocidos y hasta hace algunos años los más utilizados, compuestos por un conjunto de platos unidos por un eje.

Estos funcionan de esta manera: el ordenador envía señales eléctricas hacia la bobina electromagnética, la bobina se polariza y transmite el magnetismo hacia el disco en movimiento, luego el disco posee partículas magnéticas que se reacomodan a su paso por la bobina, y allí la información queda almacenada como partículas magnéticas ordenadas.

Los SSD (Solid State Drive) que poseen una placa de circuitos con componentes de estado sólido y chips de memoria. A diferencia de los convencionales son más rápidos a la hora de acceder a los datos, y se utilizan normalmente en ordenadores portátiles, tablets y móviles aunque se está extendiendo su uso a los mismos propósitos que los discos magnéticos.

Los discos SSD funcionan de la siguiente manera: ienen un controlador cuya tarea es acceder a las distintas memorias flash. Este controlador recibe los comandos del sistema operativo y los traduce para acceder a los datos.

El disco duro interno varia constantemente su tamaño y coste, ya que la tecnología actual lo hace adaptarse fácilmente a las necesidades de los ordenadores y sistemas operativos actuales. Sin embargo, sus características generales van a mantenerse de igual forma.

Entre las características de los discos duros internos podemos encontrar las siguientes:

• Velocidad de rotación (solo los magnéticos)
• Tiempo medio de búsqueda
• Tiempo de lectura/escritura
• Latencia media (La suma de estas últimas 3, da la característica del tiempo medio de acceso)
• Tasa de transferencia
• Caché de pista
• Interfaz
• Landz

Como cuidar bien de un disco duro interno

Para lograr un buen funcionamiento del disco duro podemos tener algunas precauciones. No tapar ningún orificio por más pequeño que sea, este puede ser el canal de aire y respiración del Disco o de alguno de sus componentes. Otra recomendación es particionar el mismo en dos. Una parte la utilizaremos para el sistema operativo y los programas, en la otra almacenaremos los archivos del usuario. Si desfragmentamos con regularidad el disco podremos recuperar con más facilidad los datos en caso de tener algún problema. El consejo más importante es evitar cualquier tipo de golpe durante su funcionamiento. Esto puede provocar el mal funcionamiento y la perdida de datos.

También existen los discos duros externos, estos aparecen cuando existe la necesidad de ampliar la capacidad de almacenamiento de nuestro dispositivo. Tienen la capacidad de trasladar nuestros archivos de ordenador en ordenador, suelen ser de tamaño reducido, lo que permite, como mencionamos anteriormente, trasladarlo con mucha facilidad. Puede contar con distintos tipos de conectores USB (2.0/3.0) o eSATA, FireWire, Thunderbolt… Algunos modelos cuentan con varios conectores a la vez. Realmente los discos externos no son otra cosa que los mismos internos que existen en el mercado instalados en una carcasa que procura estos conectores.

Cuidar bien de un disco duro externo

¿Cómo cuidamos nuestro disco duro externo? El principal consejo es cuidarlo de las temperaturas extremas (No más de 46°). No exponerlo a fluctuaciones de tensión ya que son muy susceptibles a estos, tampoco se llevan bien con los campos magnéticos, aleja los imanes de tu disco duro externo.

Elegir un disco duro externo o interno

Sabiendo las características y los cuidados que tienen que tener ambos discos, podemos hablar de qué tipo de disco duro nos conviene adquirir, de acuerdo a las necesidades que tengamos. Los discos internos serán necesarios para incorporar el sistema operativo. Los discos externos tienen la versatilidad de poderse conectar y desconectar por lo que son apropiados cuando se necesitan usar datos en itinerancia.