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Nace la competencia de Neuralink: ¿Es el año de los chips cerebrales?

Un prometedor competidor de Neuralink: Starfish Neuroscience lanza su primer chip cerebral en 2025. La empresa busca revolucionar las interfaces cerebro-computadora con un enfoque menos invasivo y de bajo consumo energético. La era de las interfaces neuronales: Synchron, Neuralink, y ahora Starfish. En el competitivo y creciente mundo de las interfaces cerebro-computadora (BCI), una nueva
 
serman, laboratorio de recuperación de datos en españa

Un prometedor competidor de Neuralink: Starfish Neuroscience lanza su primer chip cerebral en 2025. La empresa busca revolucionar las interfaces cerebro-computadora con un enfoque menos invasivo y de bajo consumo energético.

La era de las interfaces neuronales: Synchron, Neuralink, y ahora Starfish.

En el competitivo y creciente mundo de las interfaces cerebro-computadora (BCI), una nueva empresa está empezando a destacarse como un serio competidor de Neuralink. Se trata de Starfish Neuroscience, una startup que planea lanzar su primer chip cerebral a finales de 2025. Su propuesta: un dispositivo de diseño más pequeño, más eficiente y menos invasivo que las alternativas actuales. El aparato tiene el potencial de transformar, no solo el tratamiento de enfermedades neurológicas, sino también el modo en que los humanos interactúan con la tecnología.

El chip, aún en desarrollo, está diseñado para registrar la actividad cerebral y estimular regiones específicas del cerebro. A diferencia del dispositivo de Neuralink (que requiere un implante más voluminoso, batería recargable y una compleja inserción de hilos en la corteza cerebral) el enfoque de Starfish apuesta por un diseño más sutil: un chip de apenas 2 x 4 milímetros que consume tan solo 1.1 miliwatts durante su funcionamiento estándar. Este bajo consumo permite que el dispositivo funcione mediante transmisión inalámbrica de energía, eliminando la necesidad de una batería interna.

Uno de los aspectos más innovadores de este chip es su capacidad de conectarse simultáneamente con múltiples regiones cerebrales. Este enfoque multisitio no solo amplía las posibilidades de interacción entre el cerebro y las máquinas, sino que también abre nuevas vías terapéuticas para tratar enfermedades complejas como el Parkinson. Según la propia Starfish, muchos trastornos neurológicos no se originan en una sola zona del cerebro, sino en disfunciones en las interacciones entre distintas áreas. Esta visión más sistémica de la actividad cerebral es una de las fortalezas conceptuales del proyecto.

Aplicaciones médicas y más allá

Además del desarrollo de su chip cerebral, Starfish Neuroscience trabaja en otras tecnologías complementarias que apuntan directamente al tratamiento de patologías neurológicas. Entre ellas se encuentran un dispositivo de hipertermia de precisión, capaz de destruir tumores mediante calor dirigido. Además ed un sistema robotizado de estimulación magnética transcraneal (TMS), orientado a tratar afecciones como la depresión y el trastorno bipolar.

Estas iniciativas ubican a Starfish en un lugar destacado dentro del emergente ecosistema de neurotecnología. Sus avances no se limitan a la lectura de señales cerebrales, sino que también abarcan formas activas de intervención terapéutica. Aunque la empresa todavía no ha confirmado si sus tecnologías tendrán aplicaciones directas en la industria del entretenimiento o los videojuegos, su enfoque técnico e interdisciplinario sugiere un abanico de posibilidades futuras que podrían ir desde la medicina personalizada hasta nuevas formas de interacción digital.

Mientras tanto, Neuralink sigue acaparando titulares por haber implantado ya su dispositivo en humanos. Sin embargo han tenido que reportar problemas como el desprendimiento parcial de hilos implantados. Frente a esta exposición mediática, Starfish avanza con un perfil más bajo, pero con una propuesta tecnológica sólida. Sus ventajas se centran en tener un dispositivo pequeño, energéticamente eficiente, sin batería y con capacidad multisitio. En resumen, una alternativa que podría cambiar las reglas del juego.

¿Quién es Gabe Newell?

Que quien lidere esta apuesta sea Gabe Newell no es un detalle menor. No se trata simplemente de un empresario más incursionando en la neurotecnología, sino de uno de los arquitectos más influyentes del ecosistema del entretenimiento interactivo. Su trayectoria en Valve demuestra una comprensión profunda no solo de la tecnología, sino de cómo las personas experimentan, interactúan y se vinculan emocionalmente con los entornos digitales. A diferencia de otros actores como Elon Musk, cuyo enfoque es más clínico y biomédico, Newell aporta una perspectiva centrada en la experiencia del usuario y en la creación de interfaces que sean intuitivas, inmersivas y cotidianas. Esto convierte a Starfish en algo más que un competidor técnico: lo posiciona como una propuesta que entiende el lado humano de la interfaz cerebral, abriendo la puerta a usos que van desde la salud mental hasta el entretenimiento y la creatividad.

Aunque queda camino por recorrer, Starfish Neuroscience emerge como uno de los proyectos más prometedores en el campo de la neurotecnología, y podría representar una opción más viable y segura frente a otros desarrollos más invasivos. Si cumple sus objetivos técnicos, este nuevo actor podría no solo competir con Neuralink, sino incluso superarlo en ciertos aspectos clave.

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