
Muchos usuarios desconocen que cualquier sistema operativo trabaja de forma tal que el borrado de datos nunca es total. Siempre quedan vestigios de la información que se desea borrar en el soporte físico, aunque no se vea el archivo que se intentó borrar en el explorador.
La realidad es que esto puede llegar a convertirse en una bendición, si se desea recuperar información accidentalmente dañada o borrada, pero también puede llegar a convertirse en un problema cuando datos sensibles no quedan perfectamente destruidos e ilegibles, siendo susceptibles de ser recuperados por competidores o personas con intenciones espurias.
En términos técnicos, cualquier archivo grabado sobre un disco duro, se compone de varios clusters de información. Cuando se borra un archivo, simplemente enviándolo a la papelera de reciclaje, por ejemplo, se borran los clusters iniciales, haciéndose este archivo inaccesible, pero el grueso de la información no desaparece sino que queda pendiente de reciclaje para ser sobreescrito cuando se necesite ese espacio, virtualmente en espera de ser recuperado.
Para evitar esto existen algunas técnicas que nos permitirán hacer que estos fragmentos de información sean verdaderamente irrecuperables. La primera técnica consiste en proceder a una sobreescritura de los datos, o wiping, de forma tal de que no puedan ser recuperados por una simple aplicación. Sin embargo, a pesar de ser éste el método más rápido, también es el más inseguro.
El saneamiento es una técnica de borrado seguro mediante la cual los datos quedan irrecuperables para cualquier técnica conocida. Un ejemplo de saneamiento es la aplicación de una corriente magnética, que inmediatamente destruirá la organización de los electrones sobre la capa de grabado de los platos del disco duro, que en definitiva, es la información guardada (secuencias de electrones que luego son recogidos por las cabezas lectoras de los discos). Cuando un disco es bombardeado por una fuerte corriente magnética la única solución posible para su reutilización es un formateado total.
Finalmente, la destrucción de los medios de almacenamiento es la más cara, y tal vez la menos práctica de todas pero la más segura. Se recomienda que solamente se proceda a la destrucción de medios en un ambiente controlado y por parte de profesionales.

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