Del más grande al más pequeño: La historia del almacenamiento

Hoy en día almacenamos cientos de Gigabytes e incluso podemos llegar hasta almacenar varios Terabytes en nuestro ordenador o algún disco externo. De hecho minúsculas tarjetas SD que utilizan nuestros Smartphone’s pueden guardar hasta 64 GB de música, fotos, videos, etc. Pero algunas décadas atrás pensar en estos volúmenes solo podía ser sacado de alguna
 
serman, laboratorio de recuperación de datos en españa

Hoy en día almacenamos cientos de Gigabytes e incluso podemos llegar hasta almacenar varios Terabytes en nuestro ordenador o algún disco externo. De hecho minúsculas tarjetas SD que utilizan nuestros Smartphone’s pueden guardar hasta 64 GB de música, fotos, videos, etc. Pero algunas décadas atrás pensar en estos volúmenes solo podía ser sacado de alguna película o libro de ciencia ficción.

Los primeros discos duros aparecieron en 1956 aproximadamente, la empresa IBM sacó el “IBM350” adjuntado al ordenador IBM 305 RAMAC, con una capacidad de unos 5 Megabytes. En 1980 apareció el primer disco con más de 1 Gigabyte, también realizado por IBM, pesando aproximadamente 250 Kg, su altura se acercaba mucho a la de un refrigerador. El lanzamiento de estos monstruos de unos 2.52 GB se pospuso hasta 1981 por problemas técnicos. Con una capacidad cuadruplicada con respecto a sus antecesores ofrecía una opción para agrandar su capacidad, colocar en cadena los “Disck pack” que poseían y de esta forma podían alcanzar un máximo de capacidad de 9.3 GB.

Para comprender lo que significó la evolución del almacenamiento, hasta llegar al disco duro convencional, podemos hablar de sus antecesores, por ejemplo, las tarjetas perforadas se usaron hasta 1970, estas eran utilizadas para acceder a datos y programas de maquinarias de la época. Pero tal vez lo más cercano a los primeros discos duros fue el tambor magnético de memoria, muy usado entre 1950 y 1960, almacenaba unos 10 Kilobytes.

El movimiento “portátil” podríamos decir que comenzó con los disquetes aproximadamente a finales de los años 70. Algunos los llamaban discos flexibles o “Floppy disk”, eran un simple cuadrado plástico con un disco magnético en su interior, flexible por supuesto y con una fragilidad extrema, podían ser introducidos en el ordenador a través de una disquetera. En 1980 estos discos tuvieron su auge ya que se utilizaban para almacenar juegos de PC y programas, tengamos en cuenta que en esta época un juego no llegaba a pesar ni 1 Megabyte. Contaban con un sistema de almacenamiento muy similar a un cassette, pero algunos años después dejaron de implementarse ya que el uso masivo que se les daba con juegos y programas no podía ser soportado por la capacidad escasa que poseían y comenzaron a dejar de fabricarse ordenadores con disqueteras. Algunos usuarios siguieron utilizándolos para almacenar algunos documentos de texto, fotos o documentos de otra índole.

Entonces llegaron los CD-ROM, un disco compacto (como lo dice su nombre en inglés) que a diferencia de su antecesor, el disquete, no era de un material flexible. La gran diferencia a la que hubo que acostumbrarse fue que en estos nuevos CD-ROM los datos grabados en él no podían ser borrados, información que se almacenaba, información que ahí quedaba, solo podía ser leída miles y miles de veces. ¿Quiénes lanzaron esta maravilla al mercado? Sony y Phillips. Pero el CD- ROM no solo vino a desplazar al disquete sino que musicalmente desplazo al casete. Si de capacidad hablamos, podían almacenar unos 700 Megabytes, aunque más adelante se llegó a ver CD’s de hasta 900 MB. Unos años más tarde encontraron la solución al problema de almacenar información y solo poder leerla, nacieron los CD-RW, o más conocidos como CD regrabable. Poseían las mismas características que los CD-ROM pero era posible borrarlos y sobre-escribir tantas veces como queramos hacerlo.

Un poco más tarde nos encontramos con los DVD, estas unidades eran parecidas a los recientemente mencionados CD-ROM, pero contaban con un poder de almacenamiento de aproximadamente 4,7 GB. Si bien fueron concebidos para ser los sustitutos del viejo VHS, pudieron ir un poco más allá, y además de almacenar videos, pudieron ser utilizados para grabar música, juegos, etc., datos en general. Al igual que los CD-ROM los DVD tuvieron su versión “regrabable” para poder ser sobre-escritos cuantas veces lo necesitemos.

En 1998 nacieron las “Memorias USB”, creadas por IBM. Estas pequeñas tarjetas fueron concebidas para reemplazar a los viejos disquetes, sobre todo por el uso que se les daba, almacenando archivos y programas, para luego ser borrados y sobre-escritos con otros archivos. Su gran ventaja es la velocidad, sumado a su pequeño tamaño y gran resistencia son fabricadas en varios tamaños llegando aproximadamente a unos 128 GB hoy en día.

Como podemos ver hemos evolucionado a pasos agigantados la forma de almacenar nuestros archivos, fotos, música, videos, etc. Del más grande al más pequeño, de un refrigerador de 250 kg a una pequeña tarjeta de no más de 10 gramos.

 

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